En Desafiando a Tsunami, (8c+, Alquezar). Foto Kike Mur |
En realidad, la escalada se lleva practicando desde hace años (miles de
ellos si pensamos en nuestros más antiguos antepasados...), si bien en la era
moderna en la que vivimos, y más concretamente en el entorno de nuestro país,
hará tan sólo unas 3 décadas cuando brotó la chispa del libre que fraguaría más
tarde las llamas de la deportiva.
Alejados o no del entorno competitivo, la esencia de la deportiva va de la
mano de la superación de los propios límites, y eso implica acercarse a zonas
próximas a lo que se es capaz de hacer hoy y superarlas para ser capaces de
llegar más allá mañana..., o dicho de otro modo, la deportiva lleva consigo la
superación de las barreras físicas, técnicas, tácticas y mentales que van a
permitir rendir más y mejor.
Este camino de auto-superación se podrá recorrer a lo largo de
toda la vida (ya que se puede escalar a cualquier edad...), y será distinto al
de cualquiera pues cada cual es único e irrepetible, lo que conlleva una
implicación importante en cuanto al entrenamiento a ejecutar: éste será
distinto y deberá estar adaptado a las necesidades personales (extra
e intra-deportivas) que determinarán la progresión-evolución que se seguirá.
Dicho proceso es extraordinario por todas las experiencias que se viven y
el enriquecimiento que permiten, por el cuidado del cuerpo que demanda y que
tan bien hace sentirse, incluso por el autoconocimiento al que se llega a nivel
personal a distintos niveles,..., sin embargo, como decía al principio, todo
ésto es relativamente "nuevo" (en nuestra era) y nuestros cuerpos no
están adaptados de antemano para la carga que supone subirse por las
"piedras".
Contar con la tutela de un profesional del entrenamiento en escalada
permitirá no sólo progresar más y más rápido, sino también de forma más segura
evitando esos baches que se hayan en todo camino que se precie
(sobrecargas, lesiones, pérdida de potencial de rendimiento por
agotar potenciales de adaptación, evolución lenta, estancamientos...).
Que esto sea posible es gracias a la evolución que en las últimas 2 décadas
han experimentado las ciencias aplicadas al deporte y, más concretamente, a
toda la investigación (cada vez más profunda) en el campo de la escalada, lo
que nos permite conocer más a cerca de la adaptación física y fisiológica de
las estructuras del ser humano a algo tan natural (pero desaprendido) como es
escalar.